33 monedas de oro y la Supercopa de España

Posted by Maria Angeles Lorenzo in Agencia, Artículos

El fútbol (masculino) sigue siendo referente en esta sociedad. Más por desgracia que por suerte, miles de adolescentes sueñan con parecerse a sus ídolos. Rey indiscutible e incuestionable de la parrilla deportiva televisiva, el fútbol es “el influencer” del mundo de los deportes, el que marca moda y crea tendencia, el que copa los medios de comunicación con noticias, el que dicta la norma a seguir. Mueve audiencias millonarias y la publicidad mantiene con el rey fútbol una larga y estable relación.

La Liga Santander es una de las más importantes del mundo, tanto en ingresos como en jugadores, calidad y títulos. No en vano, ha sido elegida en múltiples ocasiones la mejor del mundo por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol.

Barcelona y Real Madrid suman más de 1200 millones de euros de presupuesto anual para esta temporada (671 y 641 respectivamente) y ambos acabaron la temporada 2017/2018 como los más ricos del mundo, como refleja el estudio Football Money League elaborado por Deloitte.

Nuestro fútbol también «hace el bien» o eso parece. Guarda minutos de silencio en recuerdo de víctimas de atentados terroristas, lucha contra la droga y recauda mediante partidos benéficos dinero para erradicar esta lacra social (aunque ahora coquetea peligrosamente con las casas de apuestas) Sus jugadores abanderan causas humanitarias y visitan a niñas y niños en hospitales.

Aterricemos: es-puro-marketing

Un deporte con el alcance que tiene el balompié y con esa inmerecida capacidad educativa y de transmisión de valores, acaba siendo como todo, un reflejo de la sociedad en la que se encuentra inmerso.

En pleno ascenso del fútbol femenino, cuando las mujeres deciden reclamar lo que merecen y luchan por sus derechos futbolísticos, la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) en la persona de su presidente, Luis Rubiales, decide llevarse la Supercopa de España, un torneo que, según palabras del propio Rubiales “estaba abocada a la muerte” a Arabia Saudí.  Inadmisible.

Vamos a contextualizar.

Arabia Saudí es una monarquía absoluta en la que las mujeres son fuertemente reprimidas. Veamos algunos ejemplos.

Cada mujer ha de tener un guardián hombre, normalmente el padre o marido (en algunos casos un hermano o incluso un hijo) al que se lo otorga la potestad de tomar decisiones críticas en su nombre; además, este sistema de guardianes facilita la violencia de género al garantizar a los parientes hombres un amplio control sobre las vidas de las mujeres. De hecho controlar sus movimientos es, en sí mismo, una forma de violencia de género. ¿Seguimos? Las mujeres saudíes sufren discriminación laboral y sanitaria, desigualdad en el divorcio, custodia y reparto de herencias y restricciones a la hora de abandonar el país o de viajar al extranjero (aunque parece que, gracias al activismo feminista, esto va a cambiar). El matrimonio infantil y/o la elección de marido y represión política también son sufridas por la mujeres saudíes en pleno siglo XXI.

Puede resultar increíble, casi cómico, pero hasta el 24 de junio de 2018, las mujeres saudíes dependían de sus maridos o de un conductor que estuviera libre para desplazarse al trabajo, o para cualquier otra necesidad, por ejemplo, para tomar un café. Arabia Saudí era el único país del mundo que prohibía conducir a las mujeres. Esto supuso un logro de las activistas feministas que actualmente pelean por reformas del sistema de tutela masculina y otras leyes que discriminan a las mujeres y cuya lucha les cuesta la libertad.

En  mayo de 2018, trece mujeres activistas, incluidas Loujain al-Hathloul, Samar Badawi y Naseema al-Sada fueron detenidas en el marco de una campaña de arrestos contra defensores de los derechos humanos en el reino; la Fiscalía General las acusó de “socavar la seguridad, la estabilidad del reino y su paz social y dañar su unidad nacional” y han sido procesadas por su activismo por los derechos humanos y su trabajo para promover los derechos de las mujeres. Desde esa fecha permanecen en prisión.

Arabia Saudí habría propuesto a Loujain al Hathloul un acuerdo por el que sería puesta en libertad a cambio de negar las torturas que su familia y ONG han denunciado que ha sufrido. Loujain ha sido brutalmente torturada y acosada sexualmente.

Y en este marco político y social Rubiales decide que Arabia Saudí es el país idóneo para celebrar la Supercopa de España. Luis Rubiales, sin sonrojarse, garantiza  la igualdad de sexos en el acceso a los estadios, y promete un plan de desarrollo futbolístico “ambicioso” que incluye una competición femenina en ese país supervisada por la Federación: “Están tratando de cambiar toda la cultura y abrir las fronteras. Esa apertura podemos bloquearla o participar y hemos decidido participar en ella”.  Sin palabras.

Además, Rubiales expone motivos económicos para apoyar la inadmisible decisión: “El dinero no es para construir un chalé, va para el fútbol femenino, va para el más modesto”. Emocionante, empoderador, igualitario sin duda.

Apostar por el deporte femenino en un país donde las mujeres son reprimidas brutalmente y encarceladas por defender sus derechos no parece especialmente coherente. 40 millones de euros por temporada durante dos (o tres) temporadas es el precio que el fútbol español le pone a los derechos humanos de las mujeres saudíes.

Tras la decisión de la RFEF y ante el silencio de Real Madrid, Barcelona, Valencia y Atlético de Madrid, clubes que jugarán ese torneo y cuya opinión al respecto ni está ni se la espera, es RTVE quien pone la coherencia en este alarde misógino de la Federación Española de Fútbol. El ente público confirmó el miércoles 13 de noviembre que no pugnará por los derechos de emisión de la Supercopa de España de fútbol aduciendo que “es una decisión basada en la coherencia, teniendo en cuenta que RTVE apuesta por el deporte femenino y Arabia Saudí es un país que no respeta los derechos humanos y en concreto los de las mujeres.”

Mientras tanto, en Alemania, el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DBF) Fritz Keller, ha mostrado el compromiso del fútbol germano a boicotear el polémico mundial en la dictadura de Qatar que se celebrará en 2022 si no cambia su legislación discriminatoria con respecto a las mujeres. Un boicot que ya impulsó el anterior presidente de la DBF, Reinhard Grindel cuando, en 2017, expuso públicamente la posibilidad de impulsar un boicot al Mundial de Qatar 2022 al afirmar que no deberían jugarse grandes torneos en países que apoyen el terrorismo.

La comunidad española del fútbol debería estar de acuerdo en que no se pueden jugar torneos en países que no respetan los derechos de las mujeres (derechos humanos, en definitiva) y  erigirse realmente como el vehículo transmisor de valores que dicen ser.

Judas vendió a Jesucristo por 33 monedas de oro. La RFEF vende los derechos de las mujeres por algunos millones de euros.

Poderoso caballero es Don Dinero.

 

 

 

 

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14 Nov 2019 no comments

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