Queridas: o nos enfocamos bien o, cuando nos volvamos a mirar, ya será muy tarde.
El día 25 de enero nos enterábamos de la lamentable noticia de que el Ayuntamiento de Madrid planeaba eliminar la Dirección General de Igualdad usando la vieja táctica de difuminar sus dependencias en otras áreas del Consistorio. Diciéndonos que no desaparecería, la están haciendo desaparecer, pues pierde independencia y asignación presupuestaria.
Esto, señoras y señores, se traduce en un claro recorte en todas las acciones que se llevaban a cabo desde esta administración. En materia de atención a las víctimas de violencia machista y a sus familias, en la pérdida del trabajo que se realiza en la prevención de la violencia y en la concienciación sobre la igualdad en toda su magnitud. También en el apoyo al tejido asociativo, al que menosprecian llamándolo despectivamente «los chiringuitos», pero que convierten en apoyo imprescindible para buscar votos cuando necesitan hacerse la foto del 8 de marzo o la del 25 de noviembre, con el lazo morado y poniendo cara de compungidos por las mujeres asesinadas.
Y ojo, esto no es anecdótico. Las compañeras andaluzas llevan meses denunciando que están viviendo la misma situación, y en algunos municipios hasta peor, desde que está gobernando el tripartito del PP, Ciudadanos y Vox, con estos últimos ejerciendo presión para el desmantelamiento de las áreas de igualdad. Supongo que a estas alturas no necesitamos aclarar que esto responde a su ideario machista.
Como ya mencionaba en otro artículo, el recorte en las políticas públicas de igualdad no se ha hecho esperar con la excusa de la covid-19, cuando lo que necesitamos es reforzarlas. La extrema derecha ha sabido utilizar esta situación para chantajear a sus socios de Cs o PP o juntos, según la institución de la que hablemos, a la hora de votar la aprobación de presupuestos de gobierno.
Pero lo que más me llama la atención es el silencio ensordecedor con el que estamos presenciando esto. Es como ese silencio que acompaña a la caída de la nieve.
Pareciera que nos estamos quedando quietas, en silencio, viendo cómo va cubriendo nuestra realidad. Como la nieve, estas acciones políticas se están acumulando para taparnos a todas. Y nosotras ahí, en silencio, o discutiendo entre nosotras en foros endogámicos. Discusiones que equivalen al silencio político, ese silencio que luego termina en una situación que, como el caso de Madrid y la nieve, se tornó inmanejable y generó un caos que aún hoy cuesta entender.
Esa metáfora de la nieve ilustra el peligro al que nos estamos enfrentando con este desmantelamiento de las áreas de igualdad; también en Madrid.
Concejalas y concejales de distintos grupos políticos han solicitado las comparecencias en la comisión de Igualdad para que quienes están a cargo rindan cuentas de la situación, pero todas sabemos que sin el respaldo de la ciudadanía será más difícil que este proceso se detenga.
Salimos a defender el mural de Ciudad Lineal porque entendíamos la importancia de la reivindicación artística en los lugares visibles; la importancia de lo simbólico. Pero no podemos perder de vista la importancia de la estrategia en la defensa de las estructuras creadas y que tanto trabajo ha costado conseguir.
La Dirección General de Igualdad importa; nos va demasiado en su desmantelamiento. Sin esos espacios perdemos años de avances, no podemos olvidarnos de eso.
Por último, solo recordad que cuando se sacó la educación para la igualdad de las aulas, esos niños y niñas que dejaron de recibirla se vieron reflejados con el tiempo en el incremento de las denuncias por violencia de género entre los más jóvenes, y esto es un suma y sigue.
¡Nos tienen entretenidas con la zanahoria mientras nos desmontan el huerto que tanto esfuerzo nos ha costado sembrar!
Publicado originalmente en Diario Público el 9 de febrero de 2012