La educación es una promesa de futuro y debería sustentar los cimientos para construir un mundo diferente, transmitir valores y descartar los que ya existen y son obsoletos, pero el sistema educativo está anclado en un sistema sexista y el ideario del que parte sigue los patrones de una división social, económica y política entre hombres y mujeres.

La manera de correcta de educar con perspectiva de género sería educar sin género, pero desde que nacemos, estamos inmersos en referentes y espacios diferenciados entre lo masculino y lo femenino. Esta dicotomía se construye en una edad muy temprana, y niñas y niños asumen estereotipos impuestos que condicionarán su futuro. Esto lleva siendo así siglos y constituye una herencia con peso real y específico en nuestra forma de pensar, en nuestras actitudes y comportamientos presentes y futuros.

Algunos expertos como Ritxar Bacete, antropólogo vasco, afirman que los niños, en masculino “son los grandes olvidados en la igualdad”. Afirma que, mientras que las niñas son más fácilmente empoderables, nadie ha pensado en los chicos, que siguen bajo las ataduras de estereotipos caducos, como los superhéroes de los años 60 del pasado siglo y a los que no se le facilita el reconocimiento de las niñas como iguales en derechos y capacidades.

Para llegar a un futuro libre de patriarcado y machismo debemos educar en igualdad y posiblemente una buena manera de hacerlo es la de ofrecer a nuestros hijos e hijas la capacidad de decidir qué jugar, con quien jugar y qué leer.

El sesgo de género también está presente en juguetes y juegos. Ambos reafirman un rol y anticipan lo que se espera de niñas y niños en su edad adulta. Lo mismo ocurre en la literatura infantil y afortunadamente, una corriente de literatura sin género está poniendo remedio a ésta imposición patriarcal del género.

Los libros infantiles juegan un papel importantísimo y son un recurso educativo fundamental: niños y niñas tienden a identificarse con los protagonistas de los cuentos. Por eso y en aras de la igualdad, debemos abandonar las historias de princesas indefensas y de príncipes fuertes e independientes.

Como decía Malala Yousaf, “un niño, un maestro, un lápiz y un libro pueden cambiar el mundo” y es necesario despojar la narrativa infantil de los clichés impuestos por el género y así, ayudar a construir una sociedad más justa e igualitaria.

Os proponemos una serie de lecturas feministas para niñas… y niños.

 

1. Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, de Elena Favilli y Francesca Cavallo

Es un libro con 100 cuentos en el que no se habla de princesas: se cuentan  historias de mujeres inspiradoras y reales. Actrices, investigadoras… Mujeres fuertes y poderosas e historias reales maravillosamente ilustrado.

2. Las chicas son guerreras y Las chicas son de ciencias de Irene Cívico y Sergio Castillo

¿Sabes cuántos descubrimientos científicos debemos a las mujeres? Pioneras en este campo como Agnodice, la primera médica ginecóloga conocida de la historia, hasta Rosalind Franklin, la química que descubrió la estructura del ADN o Vera Rubin, astrónoma.

Cívico y Castillo también nos cuentan historias de 26 mujeres relevantes, extraordinarias y rebeldes.

 

3. Little Feminist.

Mini colección de cuatro libros pensados para los más pequeños. Cada uno de ellos recoge (en una frase simple) las historias de cuatro mujeres que destacaron en distintos campos: artistas, líderes mundiales, activistas y pioneras.

4. Valerosas (1 y 2)

Retrato de quince mujeres que reinventaron su destino pese a los prejuicios sociales y las circunstancias adversas de la vida. Científicas, actrices o activistas, estas mujeres son valerosas, atrevidas, decididas y lucharon por conseguir sus sueños y salir adelante en sus respectivos periodos históricos contibuyendo a cambiar el mundo.

5. Cuentos clásicos feministas

Ángela Vallvey Arévalo reivindica el legado de los cuentos clásicos y lo hace comprensible a los lectores actuales. Destierra e amor romántico de su narrativa y las protagonistas de sus cuentos conocen el desamor, el abuso y el desengaño. Las ilustraciones corren a cargo de Javier Pérez Prada

6. La cenicienta que no quería comer perdices, de Nunila López Salamero y Myriam Cameros.

Con prólogo de Maruja Torres,este libro es una reinterpretación del cuento de Cenicienta. La protagonista descubre que la vida que lleva no le hace feliz y príncipe azul (y zapato) desaparecen de la misma. Recomendable incluso para adultas.

7. Colección Érase dos veces, de Pablo Macías y Belén Gaudes

Con el nacimiento de su hijo Belén Gaudes y Pablo Macías, autores de esta colección descubrieron que la literatura infantil era machista y la reescribieron. Gracias a su idea, vieron la luz lobos buenos y princesas con voz propia.