Lo que no se nombra (o se nombra mal) no existe.

Posted by Rocío Blay in Agencia, Artículos

La lengua es un cuerpo vivo en constante evolución, los cambios son intrínsecos a ella porque una lengua que no evoluciona, es una lengua muerta.

Las sociedades cambian y, con ellas, su lenguaje. La lengua es una construcción humana que refleja valores dominantes, un constructo social y una cuestión de hábito que responde a las necesidades de comunicación de una sociedad, de un tiempo y de un lugar determinado.

Las lenguas son, por tanto, un reflejo, un espejo de las comunidades que las usan. El vehículo con el que la sociedad piensa, comunica, transmite. Por ello, el lenguaje no es sexista en sí mismo, sino que lo es su utilización. Si el conductor del vehículo es machista, su conducción, es decir, sus comunicaciones lo serán, aunque sean malos vicios adquiridos con el tiempo y sin voluntad de discriminar. Pero también a la inversa: si lo utilizamos, si conducimos, correctamente, podemos contribuir a la igualdad y a la visibilización de las mujeres.

Los medios (no todos, por suerte) insisten en presentar un mundo masculino y androcéntrico. Un mundo donde las mujeres quedamos excluidas de protagonismo. Desaparecemos. Un mundo donde se nos presenta como a un grupo inferior, subordinado, agredido y denigrado. Pero, ¿cuáles son los contenidos machistas más repetidos en los medios?

De forma simbólica, a través del lenguaje y los discursos, las mujeres o desaparecemos o se nos muestra como a un grupo subordinado en cualquier momento y circunstancia e independientemente de la condición social. Y esto se consigue a través de diferentes mecanismos:

– La ausencia femenina en el discurso: ni tan solo merecemos un nombre, se nos despersonaliza y se nos resta importancia. Para muestra, un botón (Balón de Oro 2016 – lasintesis.com):

 

 

– La consideración de la mujer como un ser subordinado o inferior: si buscamos personas de poder, raras veces aparecen personajes femeninos y menos dirigentes políticas. El siguiente video muestra cómo quedan las fotografías de actos públicos o políticos si hacemos desaparecer a los hombres. El mensaje simbólico transmitido es que no se nos considera capaces (Campaña #WomenMore):

Discursos, especialmente culturales, que transmiten la idea de que la mujer pertenece al hombre. Incluso cuando una mujer demuestra su saber y su poder la presentamos relacionada con un hombre (IDEAL.com). Amal Clooney es abogada, escritora y activista. Sus méritos hablan por sí mismos, aunque tal vez brillarían más si no estuviera casada con George.

 

– Cuando las mujeres son presentadas como sujetos pasivos: tenemos cientos de ejemplos al respecto, véase el siguiente (20minutos.es)

En primer lugar, se debe usar el verbo que corresponde: asesinada. No se ha muerto sola, la han asesinado. Las construcciones pasivas invisibilizan al autor de los hechos y muestran a las mujeres como simples receptoras de las acciones.

Si te encuentras con alguna de estas características (a veces coinciden más de una e incluso podríamos encontrar más) puedes tener claro que te encuentras ante una comunicación sexista, androcéntrica, machista y patriarcal. Así, que, por favor, si redactas, fíjate un poco más y si las ves, no dudes en denunciarlo a través de las redes sociales. Ya sabes, lo que no se nombra, no existe porque no lo podemos pensar.

Este artículo ha sido escrito por Laia Fernández, colaboradora de Agencia Comunicación y Género

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16 Nov 2017 no comments

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