“Se admite por lo general que en las mujeres están más fuertemente marcados que en los hombres los poderes de intuición, percepción rápida y quizás de imitación; pero al menos alguna de estas facultades son características de las razas inferiores y, por tanto, de un estado pasado e inferior de civilización”.

Charles Darwin.

‘Mujeres en la ciencia’.- RACHEL IGNOTOFSKY

La ciencia y la tecnología no son populares entre los niños, pero lo son aún menos entre las niñas.

Actualmente, solo un 16,3 % de los adolescentes españoles de 15 años contempla dedicarse a estas áreas cuando sean adultos (¿Será porque cuesta?) De este porcentaje, el 4,2 % corresponde a chicas; y el 12,1 % restante, a chicos según datos del Instituto de la Mujer.

Esa situación se repite, por desgracia, en las aulas universitarias; siendo más de la mitad (concretamente el 54%) el número de mujeres que cursan estudios universitarios, solo un 28 % del alumnado universitario que estudia carreras STEM (acrónimo inglés para Science, Technology, Engineering, Maths o ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en España son mujeres. En grados de Ingeniería y Arquitectura solo el 25% de los estudiantes matriculados son mujeres y en carreras como Informática, ese porcentaje se reduce a un ínfimo 12%.

Además, el factor techo de cristal en ciencia y tecnología en España es contundente y habla por sí solo: en los centros de investigación, y según el informe del Gobierno español “Científicas en cifras 2017” las mujeres investigadoras ocupan el 39% de los puestos de trabajo y solo un 18% de mujeres están a la cabeza de centros de investigación en nuestro país.

Existen barreras en el entorno familiar y educativo, impulsar el talento femenino en las carreras y profesiones STEM es crucial. El refuerzo positivo por parte de la familia y los centros educativos es un elemento esencial para que las niñas se interesen por la ciencia y la tecnología y para que hoy empiecen a formarse las científicas del mañana; la desventaja de las mujeres en las carreras de ciencia e ingenierías está relacionada (también) con los estereotipos de género que se corresponden con una visión masculina de la ciencia y la feminización de determinadas profesiones. Esta situación se acentúa con la representación insuficiente de las mujeres científicas en la esfera pública. Situados en esta coyuntura es primordial, entre otras muchas cosas, visualizar y divulgar el papel tan destacado que ha tenido y tiene la mujer en la ciencia, algo a lo que, sin duda, han contribuido movimientos como el 8M o el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, impulsando la igualdad y el potencial de futuras alumnas, fomentando valores que rompen las barreras de género.

Si tenemos en cuenta que únicamente un tercio de las niñas participa en actividades de ciencia y tecnología en sus centros educativos, proporcionar experiencias reales y dar información atractiva sobre las materias de ciencias y fomentar un entorno de aprendizaje adecuado, es clave para cambiar la situación actual que hace que solo un cuarto de los profesionales que se dedican a la tecnología en empresas sean mujeres; debemos crear en la infancia y juventud del presente un sistema de referencia femenino en el mundo de la ciencia, y romper con el estereotipo masculino existente en la actualidad.

Según datos de la UNESCO todavía hoy solo 3 de cada 10 profesionales en el ámbito de la investigación en el mundo son mujeres y es fundamental que gobiernos, empresas, universidades y familias primero, otorguen visibilidad  a estas mujeres y después generen condiciones favorables para que las niñas y jóvenes que tengan vocación STEM  puedan desarrollarla con éxito, sin ser acosadas o tildadas de ser menos válidas por ser mujeres o permanezcan por ello a la sombra de un hombre.