San Valentín, el amor romántico y la igualdad
El día de San Valentín es una festividad de origen cristiano que conmemora las buenas obras realizadas por san Valentín de Roma, relacionadas con el concepto universal del amor y la afectividad. Esta fiesta se ha transformado en un evento social laico al ser relacionada con sentimientos de amor y ahora, también, amistad. Esta festividad, que de hecho fue retirada por la Iglesia en 1969, tiene su origen en los lupercales romanos, unos rituales paganos llenos de violencia y sexo: parte del ritual consistía en una procesión de lupercos desnudos que llevaban unas tiras o correas hechas con la piel de una cabra recién inmolada. Con ellas azotaban manos y espaldas de las mujeres que encontraban en el camino dispuestas a ser parte de la ceremonia; era el ritual para la fecundidad.
Inmersos en el SXXI y cabalgando sobre la cuarta ola del feminismo, aún hemos sido incapaces de acabar con el patrón de amor romántico que ofrece fidelidad eterna, amor eterno, príncipes azules y mariposas en el estómago. En plena batalla por la igualdad, celebramos una festividad que alimenta la creencia en ese amor romántico e ideal que será “hasta que la muerte nos separe”, que establece relaciones tóxicas y de dependencia, sacrificio y sumisión de la mujer hacia el hombre y que nos hace creer que “si no duele, no es amor”.
Estos falsos mitos son claros indicadores de lo que supone una relación basada en la posesión, el dominio: un camino asfaltado de “normalidad romántica” hacia la violencia de género. Mitos que justifican situaciones de control por parte del hombre sobre la mujer en parejas jóvenes y no tan jóvenes y convierten los celos en unidad de medida del amor.
San Valentín ha sido masificada desde el punto de vista comercial y es visto (también) como un negocio. Cenas, viajes, flores bombones, preservativos. Datos de 2018 respecto al gasto para este día, arrojaron estas cifras según Bankinter: más de 52% de los preguntados disponían de un presupuesto de entre 20 euros y 50 euros y un 41%, de entre 50 euros y 100 euros.
Según Grupon (datos de 2018) el presupuesto que los españoles destinaron el pasado año para tener un detalle con su pareja en San Valentín superó los 100 euros, y alcanzó hasta 117 euros de media para los casados, y de 109 para los solteros.
La publicidad se torna sexista y agresiva. Lencería, joyas y perfume para ellas. Gadgets tecnológicos, relojes, kit de cerveza, maquinillas rasuradoras para él. Ponte guapa vs. sé un machote: perpetuemos estereotipos de género y queramos a nuestra pareja durante 24 horas. Pero ¿y después? ¿Qué pasa cuando el príncipe azul se destiñe, las mariposa se han mareado de tanto revoloteo y vomitan en tu estómago y nos damos de bruces contra la realidad y el día a día?
Querer no es fácil. Querer en un marco de igualdad lo es aún menos. Y, lo dicen las estadísticas, la realidad es mucho más dura para las mujeres. ¿Qué ocurre cuando se apagan las velas y se acaba la fiesta?
Según el INE, tengan descendencia o no y con independencia de si en casa trabajan ambos miembros de la pareja, las mujeres duplican el tiempo destinado a tareas domésticas, cuidado de familiares y/o descendencia, cursos y colaboraciones sin sueldo con ONG: 26, 5 horas a la semana ellas frente a 14 horas de ellos. Como dato curioso apuntar que en la única situación en la que los hombres dedican un tiempo parecido a estas tareas (11 horas, frente 13,3 horas de ellas) es cuando no tienen pareja.
¿Seguimos? Un tercio de los hombres abandona las tareas del hogar cuando comienza a vivir en pareja. Un 10% más de mujeres (79%) que de hombres (69%) hace habitualmente la compra de alimentos y de otros productos de la casa; un 29% más de mujeres (79%) que de hombres (50%) cocina; un 35% más de mujeres (79%) que de hombres (45%) hace la limpieza del hogar, y un 44% más de mujeres (70%) que de hombres (26%) plancha la ropa. Con todas esas cifras delante, la media aritmética arroja que en España un 30% más de mujeres que de hombres hace las tareas del hogar.
Ni flores ni cenas ni billetes de avión o bonos para un spa… Por san Valentín regala igualdad.